Especulación en el paraíso.


  Formentera, aguas cristalinas, arena blanca, rocas lunares, lagartos azules, nudismo... suena bien, es lo que vende, lo que venden, pero hay más, la otra parte, lo que no se descubre hasta que no se llega; está prohibida la acampada, no hay camping, pero también está prohibido pernoctar en tu coche, autocaravana o furgoneta... los alquileres, de una habitación, en una casa compartida, rondan de los 1000 a 500 euros, alquilando por mes y para toda la temporada de verano, en este caso no voy a hablar de los alquileres vacacionales, porque eso es un caso a parte.
  Los lugareños alquilan sus viviendas personales a turistas, por semanas, así sacan es un verano los gastos para todo el año.
  La especulación del terreno está haciendo asfixiante el hecho de buscar una vivienda para trabajar, y no se buscan soluciones, sólo aplican más restricciones.
  Es cierto que la isla es deliciosa, en cuanto a paisaje, clima y calidad de las playas, pero el precio que se acaba pagando es excesivo, en el sentido más literal de la palabra.
  La gente viene a trabajar, desde mayo hasta octubre, sin días libres, más de ocho horas al día, atendiendo el sector servicios, pero no se les cuida, no se les da facilidades... al final, los sueldos no dan para el nivel de vida que la isla te obliga a llevar.
  Siguen vendiéndolo como paraíso, sigue siendo un lugar atractivo para disfrutar de la esencia del Mediterráneo, pero es una olla exprés que en algún momento va a explotar. Si no cuidan a los que vienen a trabajar, si no se normaliza el problema de la vivienda, sólo quedarán turistas y lugareños y el sector servicios morirá con autoservicios...

Foto: Raúl Burguete.