Oda al apocalipsis


En la isla de los locos, cada uno toca un son; 
los hippies y artesanos, se encierran y producen, 
payeses y empresarios cuentan su millón.
Hibernan con el frío 
y viven del estado, 
resurgen en el estío
y se aprovechan del despistado;
todo se alquila, 
todo se cobra,
todo tiene un precio,
(lo aprendes de sobra).
La avaricia rompió el saco, 
este está a punto de explotar, 
sanguinarios y chupa sangres,
lo van a comprobar.
La isla es un paraíso, 
le sobra la gente, 
nadie se dará cuenta, 
hasta que todo reviente.
Formentera te amo, por eso me despido, 
nos encontraremos en unos años, 
cuando todo caiga y pertenezcas al olvido.
Todo lo que sube, tiene que bajar...
hay cosas que empiezan y algún día han de terminar.

Ser padre?

  Los niños, pequeñas criaturas caprichosas, reyes de la casa que superan en astucia a sus padres, con sus chantajes y desplantes.
  Los padres, hijos de otras épocas más austeras y comedidas, ligadas a la educación severa y reglas más estrictas.
  El exceso está creando monstruos!


En una isla, llena de nuevos ricos, los hijos son peleles, con la seguridad de un heredero y la retribución material que día a día se les consiente, para compensar la ausencia parental... Qué pena, qué pereza... es el futuro que le estamos construyendo al planeta, una prole atontada y caprichosa.

Especulación en el paraíso.


  Formentera, aguas cristalinas, arena blanca, rocas lunares, lagartos azules, nudismo... suena bien, es lo que vende, lo que venden, pero hay más, la otra parte, lo que no se descubre hasta que no se llega; está prohibida la acampada, no hay camping, pero también está prohibido pernoctar en tu coche, autocaravana o furgoneta... los alquileres, de una habitación, en una casa compartida, rondan de los 1000 a 500 euros, alquilando por mes y para toda la temporada de verano, en este caso no voy a hablar de los alquileres vacacionales, porque eso es un caso a parte.
  Los lugareños alquilan sus viviendas personales a turistas, por semanas, así sacan es un verano los gastos para todo el año.
  La especulación del terreno está haciendo asfixiante el hecho de buscar una vivienda para trabajar, y no se buscan soluciones, sólo aplican más restricciones.
  Es cierto que la isla es deliciosa, en cuanto a paisaje, clima y calidad de las playas, pero el precio que se acaba pagando es excesivo, en el sentido más literal de la palabra.
  La gente viene a trabajar, desde mayo hasta octubre, sin días libres, más de ocho horas al día, atendiendo el sector servicios, pero no se les cuida, no se les da facilidades... al final, los sueldos no dan para el nivel de vida que la isla te obliga a llevar.
  Siguen vendiéndolo como paraíso, sigue siendo un lugar atractivo para disfrutar de la esencia del Mediterráneo, pero es una olla exprés que en algún momento va a explotar. Si no cuidan a los que vienen a trabajar, si no se normaliza el problema de la vivienda, sólo quedarán turistas y lugareños y el sector servicios morirá con autoservicios...

Foto: Raúl Burguete.

¿Tanto cuesta?


La gente, por culpa de la política pierde la educación; me parece perfecto que la lengua materna de una persona sea el catalán, piense en catalán y lo sienta como un estilo de vida, pero tanto cuesta, si eres capaz de hablar otro idioma como el español, comunicarte es cuestión de voluntad, no hacerlo, es sólo cuestión de mala ostia. Por la misma razón, cuando vas a Alemania, los alemanes no tendrían por qué esforzarse en hablarte otro idioma para llegar a un entendimiento, como sería en ese caso el inglés.
  Hoy un señor, ha cruzado la barrera; su nacionalismo y su supuesta integridad hacia él, ha hecho que pierda los estribos en una batalla que tenía perdida de antemano. Tras la bandera de izquierdas, había un fascista. Dejar de hablar tu idioma para comunicarte no es sacrilegio, es inteligente, es natural. Encerrarte tras tu escudo cerrado, blandiendo el insulto como arma, sólo ha hecho que pierda toda la razón, además de los estribos. Por culpa de ese tipo de comportamientos y de personas como ésta, se acaba generalizando y se piensa que todos son igual. Si los mismos isleños, que es su tierra, se adaptan, por qué han de venir de fuera, con la bandera de que 'esto es Cataluña' a decir lo que se puede hablar o dejar de hablar.

  Qué asco y que pena, los obtusos de mente bloqueados por la política, que nos han dado dos pasos más allá de su casa y se pierden lo que es el mundo por no poder ver más allá.

Foto: Noelia Villodre.

Mercados itinerantes


  Desde hace muchísimos años, puestos de venta ambulante han estado conviviendo en la ciudad, con la ciudad, en distintas localizaciones; mercadillos de carácter 'fijo' que disponian de un espacio de lunes a viernes. Estuvieron en el Parterre, parece que al ayuntamiento y grandes centros comerciales no les venía muy bien, y fueron dispersados y trasladados. Una parte fue a Gregori Gea y otra a la Plaza de la Merced... después de trece años en su 'nueva' ubicación, casi de la noche a la mañana, les quitan su condición de mercado fijo, los míticos puestos de 'hippies' desaparecen; en el ayuntamiento no tienen información, nadie sabe nada. Después de muchos palos de ciego, los encuentras, los han 'reubicado'; a partir de ahora, estos puestos se mueven con los mercadillos itinerantes que recorren toda la ciudad, en una zona distinta cada día de la semana. Su género no es el mismo que se vende en un mercadillo, la clientela es totalmente diferente y la gente que los busca, cuenta con total desinformación! Han luchado para intentar evitarlo, pero no han conseguido nada, es la única forma de poder seguir vendiendo. Según los propios vendedores, 'el ayuntamiento quiere LIMPIAR las calles del centro' y los comercios de alrededor de sus anteriores ubicaciones los denunciaban 'por el aspecto tercermundista que daba este mercadillo a la zona'. El siguiente en la lista será el mítico mercadillo del domingo de la Plaza Redonda, y no me extrañaría que le siguiese el Rastro.
  Se están cargando todo lo auténtico, la esencia de una ciudad, que cada vez más parece decorado teatral, por y para el turista, enseñándole lo que debe de ver. La cultura se cambia por la apariencia. Así no se limpia una ciudad, sólo están metiendo el polvo debajo de la alfombra, engordando el decorado. perdemos lo que queremos, y nadie hace nada, agacha la cabeza y mira hacia otro lado.

Foto: Noelia Villodre.