En la isla de los locos, cada uno toca un son;
los hippies y artesanos, se encierran y producen,
payeses y empresarios cuentan su millón.
Hibernan con el frío
y viven del estado,
resurgen en el estío
y se aprovechan del despistado;
todo se alquila,
todo se cobra,
todo tiene un precio,
(lo aprendes de sobra).
La avaricia rompió el saco,
este está a punto de explotar,
sanguinarios y chupa sangres,
lo van a comprobar.
La isla es un paraíso,
le sobra la gente,
nadie se dará cuenta,
hasta que todo reviente.
Formentera te amo, por eso me despido,
nos encontraremos en unos años,
cuando todo caiga y pertenezcas al olvido.
Todo lo que sube, tiene que bajar...
hay cosas que empiezan y algún día han de terminar.